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El pasado día 22 de enero, el President de la Generalitat y antiguo alcalde de Girona, siguiendo la misma dinámica de imposición y dedocracia que se utilizó en su elección, nombra al nuevo alcalde, el Sr. Ballesta, manipulando y corrigiendo la voluntad de los ciudadanos de Girona y despreciando a sus compañeros de lista al hacer renunciar a cuantos le precedían. Concretamente ocho personas que formaban parte de aquella candidatura presentada a los ciudadanos en las últimas elecciones municipales. Este fraude democrático sin precedentes deja entre ver el estilo caciquil al uso.

El Alcalde así nombrado, que no elegido, no tarda en demostrar su falta, premeditada o no, de competencia y su carencia de compromiso con la ciudad. Debe repetir su juramento. Se preocupa más de su sueldo que de sus conciudadanos. Y no tiene el apoyo de su equipo, que se apresura a torpedear, con declaraciones fuera de tono, los acuerdos alcanzados por su supuesto líder.

Pero esto es solamente lo que sucede en Gerona. Puigdemont está fracasando también como Presidente de la Generalitat. En escasas semanas como President, ya ha perdido varias votaciones en el Parlament e incluso su propio grupo, Junts pel Sí, ha votado dividido la misma semana pasada.

¿Qué Cataluña es la que pensamos tener dirigidos por personas que no son capaces de mantener en orden su propia casa?
¿A dónde quieren llevarnos si no tienen liderazgo ni para convencer a quienes les han aupado al poder?

Otra prueba de ello, es el hecho que ERC haya rechazado formar gobierno en el Ayuntamiento de Girona, no por falta de ganas, sino por estrategia, obligando a CIU a conformarse, en el último momento, con un PSC sin identidad y ambiguo. Un PSC que entra en el juego de las sillas en el Gobierno local, asumiendo la permanencia en la Asociación de Municipios por la Independencia, y conjugando sus intereses partidistas.

Puigdemont se comporta como el señorito del cortijo, haciendo y deshaciendo a su antojo, y encima le sale mal.

El separatismo rompe y divide, y la prueba más clara es la división que hay entre ellos mismos, tal y como hemos vivido en el Ayuntamiento de Girona. Ayuntamiento que no se merecía haber sufrido estos vergonzosos sucesos que delatan y muestran los mecanismos y las formas que unos y otros utilizan. Por un lado las del separatismo, que utiliza las instituciones en beneficio propio, y por otro las utilizadas por los que se aprovechan de las circunstancias en río revuelto.

Puigdemont y Junts pel Sí deben rectificar su rumbo. Los catalanes no nos merecemos esta suerte de anarquía. Ni quienes no les votamos, ni los que sí lo hicieron.

Mientras tanto en Cataluña los problemas reales que atañen grave y directamente a los catalanes siguen en dique seco y sin soluciones.

Desde C’s seguiremos trabajando desde el sentido común y la responsabilidad. Nuestra prioridad son los ciudadanos, la sanidad, la educación, las políticas sociales social, la dependencia. Son los pilares fundamentales de los derechos que debemos garantizar, enriquecer y mejorar.

Garantizar salvaguardando en todo momento derechos y libertades, nuestro estado de derecho y nuestra Constitución que ampara nuestra libertad, igualdad y convivencia.
Frente aquellos que pretenden romper y dividir desde Ciutadans abogamos por trabajar, construir y convivir.

 

Jean Castel